Para los Millennials y la Generación Z, la idea de jubilación tradicional, en la que se deja de trabajar a los 65 años para disfrutar de una vida tranquila con una pensión asegurada, parece más una ilusión que una realidad alcanzable.
Las proyecciones económicas, demográficas y laborales pintan un panorama alarmante: un sistema jubilatorio en crisis, una creciente esperanza de vida y un mercado laboral cada vez más precario y competitivo.
Estas generaciones enfrentan desafíos únicos. Muchos Millennials, afectados por la crisis financiera de 2008 y la pandemia de 2020, han experimentado ingresos inestables, retraso en el acceso a la vivienda y deudas estudiantiles abrumadoras.
La Generación Z, aunque más joven, no escapa de las consecuencias: empleos temporales, economía gig y dificultades para ahorrar. Mientras tanto, el costo de vida sigue en aumento, y las pensiones públicas son cada vez menos sostenibles.
Ante este panorama, las generaciones jóvenes deben replantear la jubilación como un concepto dinámico, no como un evento definitivo.
En lugar de esperar un retiro tradicional, pueden enfocarse en construir una vida financiera que les permita elegir cómo y cuándo trabajar. Esto implica invertir en activos desde temprana edad, diversificar fuentes de ingreso y priorizar la creación de riqueza, en lugar de depender únicamente de un sistema de pensiones incierto.
Además, deben adoptar una mentalidad de aprendizaje continuo, aprovechando la tecnología y la globalización para desarrollar habilidades que les permitan adaptarse a un mundo laboral en constante evolución.
Paralelamente, es fundamental fomentar el ahorro, incluso con pequeñas cantidades, y explorar opciones como los planes privados de pensiones o los fondos de inversión.
La jubilación no tiene por qué desaparecer; simplemente debe transformarse. Para Millennials y Gen Z, el futuro no será un retiro pasivo, sino una etapa de reinvención activa, respaldada por decisiones financieras inteligentes y quizá la primera sea hacer clic aquí