En nuestra cultura de la prisa, hay una tendencia a glorificar el trabajo constante y el sacrificio, pero déjame decirte algo: el agotamiento no es una insignia de honor aunque mucho tiempo yo así lo creía.
Tu cuerpo y mente necesitan descanso para funcionar al máximo. El sueño adecuado, los descansos regulares, el tiempo para la relajación y la diversión, estos no son lujos, son necesidades. Son lo que te permiten presentarte plenamente en tu vida, llevar tu mejor versión a tu trabajo y relaciones.
Piensa en esto: si tuvieras un caballo de carreras de un millón de dólares, ¿lo correrías a diario hasta agotarlo? Claro que no; te asegurarías de que tuviera el descanso adecuado, la nutrición y el cuidado.
Bueno, tú vales mucho más que cualquier caballo de carreras, trátate en consecuencia.
Esto no significa que debas relajarte o evitar el trabajo duro, muy lejos de eso.
Lo que significa es que necesitas encontrar un ritmo sostenible, un ritmo que te permita exigirte, pero también te permita recuperarte, porque es en esa recuperación donde ocurre el crecimiento.
Es como hacer ejercicio: el crecimiento real de tus músculos no ocurre mientras levantas pesas; ocurre durante el período de descanso posterior, cuando tu cuerpo repara y fortalece las fibras musculares.
El mismo principio se aplica al crecimiento mental y emocional.
Así que haz del descanso una prioridad, ponlo en tu agenda si es necesario, y cuando descanses, realmente descansa. No descanses a medias revisando tu teléfono o preocupándote por el trabajo; date permiso para desconectarte completamente y recargarte.
Descansa… reponte… y ya saldrás otra vez a por tus metas! y si necesitas ayuda, contacta aquí