Durante décadas, el sistema de pensiones públicas ha sido percibido como una red de seguridad confiable, un derecho adquirido que garantizará una vida tranquila en la vejez.
Sin embargo, esta percepción está lejos de la realidad.
El modelo actual, basado en un esquema de reparto, depende de la aportación de las generaciones activas para financiar las pensiones de los jubilados.
Este esquema, diseñado para tiempos de alto crecimiento poblacional, enfrenta hoy su mayor crisis: una población que envejece rápidamente, bajas tasas de natalidad y un mercado laboral fragmentado.
A nivel global, los sistemas de pensiones enfrentan déficits insostenibles. En algunos países, las generaciones jóvenes ya no creen que recibirán pensiones significativas, y con razón. Los fondos públicos están sometidos a presiones crecientes, y los ajustes políticos, como el aumento de la edad de jubilación o la reducción de beneficios, han generado incertidumbre.
¿Qué garantiza que ese cheque mensual, que parece seguro hoy, siga existiendo en 20 o 30 años?
La verdadera seguridad no reside en depender de un sistema frágil, sino en tomar el control de tus finanzas. Invertir, diversificar tus fuentes de ingreso y planificar desde temprano son las herramientas necesarias para construir una jubilación independiente y digna. El futuro depende de tus decisiones hoy.
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